Salida: Miércoles Santo de la Iglesia del Convento de la Magdalena a las 20.45 horas.
Itinerario: Magdalena, Plazuela del Señor de La Caída, Rojo, S. Andrés, Puerta de Toledo, S.Francisco, Plaza de España, entrada en Carrera Oficial y Tribuna a las 23.00 horas, Barreras, Puerta de Úbeda, Sacramento, Plaza de Santa María y S.I. Catedral a las 00.30 horas.
Repertorio de la
BANDA SINFÓNICA CIUDAD DE BAEZA
para acompañar a
María Santísima de Gracia y Esperanza:
Esperanza de Triana Coronada Encarnación Coronada Coronación de la Macarena Callejuela de la O Macarena (Abel Moreno) Amarguras Macarena (Emilio Cebrián) Procesión de Semana Santa en Sevilla Estrella Sublime Sevilla Cofradiera Hermanos Costaleros Rocío Caridad del Guadalquivir A ti Manué Esperanza Macarena ¡Expiravit! Margot
Os informamos que entre el 23 y el 26 de abril de 2009 tendrá lugar el XXIII Ciclo de Especialización Musical "Primavera 2009" en el Conservatorio Profesional de Música "Andrés Segovia" de Linares.
Entre los profesores que impartirán los cursos de especialización se encuentra nuestro querido compañero y amigo Cecilio García Herrera, en la especialidad de oboe.
¡¡Desde la Banda Sinfónica Ciudad de Baeza os animamos a que os inscribáis!!
Ya una semana antes del famoso día no hacía más que darle vueltas a la cabeza, chapurreando una y otra vez Star wars y Fidelidad. No podía quitármelos de la cabeza, (tampoco es que quisiera). Estaba ansioso porque llegase el domingo para que todo el pueblo de Baeza y gente de fuera pudiera ver el tremendo trabajo que habíamos realizado con muchísima ilusión. Incluso mis padres, que al principio de esto me decían: “esto veremos a ver donde llega”, cuando quedaba una semana para el concierto empezaron a decirme: “que ganas tengo de que llegue el domingo para ir a escuchar el concierto”. Yo creo que estaban incluso más ilusionados que yo (y eso ya es decir).
El martes por la mañana hablando con José Alberto me dijo que si quería ir con él a buscar tela o moqueta para tapizar la tarima. Ni me lo pensé. Estuvimos buscando la moqueta por todas las tapicerías de Baeza sin éxito (la verdad es que era un color muy poco común para la moqueta) hasta que por fin encontramos algo muy parecido a lo que buscábamos. Fuimos a su casa y nos encontramos con la sorpresa de que los platos nuevos acababan de llegar. El bombo estaba allí también y tanta ilusión tenía por oírlo que tuvimos que montarlo. Qué maravilla, cada vez más me venía la imagen del concierto a la cabeza y cada vez más era el nerviosismo porque llegara ese día.
Dando un paseo con el perro me encontré con Méndez y con José Alberto. Lo primero que me dicen es: “Vente para Publikey que hay problemas”. En ese momento se me hizo un nudo en el estómago enorme. Voy a Publikey y me dicen que los programas no se ven bien. Llaman a Abdón para comentárselo. Abdón llama a Carmona. ¡¡NO APARECE!! Cada vez estamos más nerviosos. Una llamada. Abdón me dice que ha conseguido hablar con Carmona y que los programas me los mandará a mi correo para que yo se los lleve. No hay problema. Todo solucionado.
Por fin llega el día. Esa noche dormí poco porque seguía chapurreando Star wars. Me levanta a las 9 y media. Toda mi familia ya estaba despierta y desayunando. Mi chica en la ducha. Lo primero que hago es bajar a desayunar. No me entra nada en el cuerpo. Tenía la cabeza en otro sitio. Cuando sale mi chica de la ducha entro yo antes de que alguien se me adelante. Me ducho, me afeito y me pongo mi ropa que tan cuidadosamente me ha preparado mi madre una hora antes. En ese momento llaman al timbre y eran los padres de Lourdes y mis padres sin preparar todavía. Espero a que Lourdes termine de arreglarse y nos bajamos para las ruinas.
Al llegar al auditorio nos encontramos con Abdón, José Alberto, Juanfra, Miguel… están organizando las sillas. Poco después empieza a llegar la gente a la hora prevista. Nos sentamos y el director coge la batuta. “Fidelidad de arriba abajo”. Cuando terminamos nos miramos las caras unos a otros. No nos podríamos creer que eso sonara así de bien. Incluso mejor que en el ensayo general. Nos levantamos y nos salimos a la parte de atrás del auditorio. Según escucho, la gente estaba empujándose por entrar. INCREIBLE.
Mientras, Mari Carmen le hace fotos a todo el mundo para el curriculum, Ignacio calienta muñeca con una caja sorda y la gente habla, yo siento la misma sensación que cuando eran los conciertos de clausura del taller provincial de música. Esa gana de demostrar todo el trabajo realizado en ese mes y medio. Empezamos a afinar y nos vamos colocando en el pasillo para salir. Cada vez estaba más nervioso (raro en mí). “ Saltamos al campo” como si de un partido de fútbol se tratase y la primera sorpresa: el auditorio está que no cabe un alfiler. En 12 años no había visto nada igual. Subo al escenario y todos los nervios que llevaba se me pasan en un pis pas al ver la cara de mis compañeros, todos con una seguridad increíble. Suben los presentadores y hablan magistralmente. La ocasión no es para menos. La gente empieza a aplaudir y Joaquín hace su aparición. Está sonriente, como diciendo con la mirada: “Señores, vamos a triunfar”. Suena Fidelidad. Sin palabras.
Y así hasta que tocamos el tutti final del Himno a Baeza. IMPRESIONANTE. La gente nos ovaciona. Algunos compañeros sueltan alguna que otra lágrima. Yo estuve a punto pero conseguí retenerla.
Conforme vamos saliendo hacia el pasillo Joaquín está esperándonos para felicitarnos a todos. Me da un abrazo y me dice “gracias compañero”. Al final consigue que me emocione. Voy a por el estuche y al primero que me encuentro es a Ángel. Qué recuerdos en aquellos talleres provinciales. A los dos nos viene a la memoria. Nos damos un abrazo.
Todo sale a la perfección, el pueblo de Baeza nos felicita y nos dice que está con nosotros. Para mí eso es un orgullo al igual que también lo es tocar con esos 7 u 8 hij….. y lo que sigue, aunque yo cambiaría eso por otra palabra: MUSICAZOS. Y, por supuesto, el tocar con mi chica a mi lado es lo más importante para poner el broche de oro a un día que es como he dicho en el título: UN DIA PARA RECORDAR.
No tengo buena memoria temporal, se borra cuando tengo que acordarme de fechas, pero no olvido lo que se marca en el alma; como las sensaciones, la alegría de un momento, el orgullo de ser parte de algo, porque todas éstas siguen imborrables ahí.
Hablo de un pregón de S.S. allá por el año 1.986 mediado el mes de marzo, en la Iglesia de S. Cruz; el día que me estreno como músico. Me creía una persona importante por mi uniforme, tenía nervios, pasé la noche sin dormir, un nudo en el estómago. Recuerdo a mi madre planchar la camisa y la alegría reflejada en mis familiares y compañeros.
Por razones del destino (que algunas veces hay que creer en él), me encuentro con 33 añitos, nervios, la noche sin apenas dormir (¡ay mi nene!, que también ayudo a eso), un nudo en el estomago y mi amor planchándome la camisa (¡qué paciencia tiene conmigo!), la alegría en nuestro rostros. Y también estamos a mediados de marzo.
Si yo estaba así, ¡como estarían mis jóvenes compañeros! Eran el reflejo de mí hace muchos años y, aunque intentaba ocultarlo e imponer serenidad, me tenían cazado. Creo que me veían con más aplomo. Pero estoy seguro que no les pude ocultar la ilusión porque era la misma que tenían ellos.
No saben aún lo que ha significado para nosotros ese día, se lo dijimos pero nos miraban con cierta pizca de asombro. “Qué tíos más sensibles los abuelos éstos que llevan toda la segunda parte con los ojos vidriosos y algunos hasta llorando”. Tranquilos, aunque no somos de lágrima fácil, pero ahí volcamos al exterior todo lo que teníamos dentro.
Algunos los obligaron a irse por la puerta de atrás de la que era su casa, otros nos machacan por detrás; pero a todos nos une una amistad que supera barreras, que se fraguó con la música y que cada día se incrementó hasta convertirse en hermandad, porque sí, son mis hermanos los que estaban en el escenario el Domingo y como quiero que mi familia siga creciendo, os invito a pertenecer a ella, a esta gran familia que es la BSCB.
El respeto se consigue con el tiempo, pero conseguísteis el mío desde el principio. Eso dice mucho de vosotros. Os animo a que os embarquéis en este proyecto como hermanos de una gran familia que estamos formando poco a poco.
Muchas cosas se pueden decir. Se puede escribir mejor pero he decidido no repasar el texto porque lo que se dice con el interior se queda como está. Que ya es bastante.
Luis Carlos Fernández Serrano Clarinete y Vicepresidente de la Banda Sinfónica Ciudad de Baeza
Gracias a todos los miembros de la Banda Sinfónica Ciudad de Baeza por haber dado lo mejor de vosotros, por haber disfrutado todos del éxito, que no sólo ha sido local, que lo sepáis.
A los que venís de fuera, agradeceros vuestra implicación en este incipiente proyecto, lucharemos por dar lo que buscáis en nosotros y aquí nos tenéis para lo que haga falta.
MI sensación de este proyecto emula el Espiritu de las Casas Consistoriales Altas, donde un grupo de jóvenes aprendían haciendo música de manos de otros músicos. En este caso, yo aprendo con vosotros en esta tarea de dirigir, pero que sepáis que disfruto haciendo música, tocándola, analizándola, descifrándola.
Espero que tengáis en mente la Procesión de Miércoles Santo, porque será la constatación de que sonamos bien, en concierto y en la calle, y, sobre todo, de lo que nos gusta hacer bien: MÚSICA.
Joaquín Fabrellas Bordal Director Titular de la Banda Sinfónica Ciudad de Baeza
Abro los ojos y miro el reloj (7:30). ¿Dónde voy? Intento seguir durmiendo pero eso no se lo cree nadie. A darle vueltas al coco pensando en el concierto, la tarima...
A las 8:55 enciendo el móvil para levantarme y acto seguido suena, es Abdón.
Bajando para el Auditorio me encuentro a Méndez “Miguel, ¿dónde puede haber un cartel que no hemos puesto ninguno en la entrada?, por lo menos que haya uno." "¡Ah sí!, en el Mercantil hay uno, espera un segundo que voy a por él”. A todo esto iba como un manojo de nervios.
Tras afinar y probar un poco, nos salimos a la parte de atrás y para relajarme veo a la gente haciéndose las fotos, bebiendo agua, charlando.
Llamada general para entrar al escenario y me pongo el primero. Estando en chiqueros para salir preguntan por Joaquín, la entrevista de Canal9. Miro el reloj, las 12:27. No da tiempo a entrevistas, vamos a empezar tarde.
Tras la entrevista, al toro. Henry detrás de mí y le digo que salga el primero como Presidente, pero me dice que no, que tire yo. Subo al escenario, empiezan las palmas. Hasta la bandera. Me siento, preparo la partitura y no veo a nadie hasta por lo menos los cinco minutos de estar sentado que ya empiezo a distinguir a conocidos y menos conocidos.
Sube Rodri y Mª del Carmen y fue lo peor, estaba escuchando, pero que nadie pregunte cuando duró, serían unos minutos, pero me resultó eterno, con las manos sudadas, un gusanillo en el estómago que todavía me dura, pero al caer las manos, todo evolucionó.
Estamos tocando, por fin, escucho clarinetes, oboes, etc, y el clarinete bajo (que para ser un pito negro me ha encantado), todo en su sitio.
Fernando, ¿dónde está Fernando?, que he quedado con él que le dejaba mi móvil y llamaba a Pelijón cuando estuviéramos tocando Expiravit y lo oyera. Ya te veo, toma.
Tras el concierto, la gente sale despavorida hacia los vestuarios, abrazándose, algunos con lágrimas en los ojos, pero saludo a Fernandito y me siento, necesito respirar, un poco de oxígeno en el escenario, creo que algún músico se ha llevado el que me falta.
Una vez abajo, la gente empieza a felicitarme, mi prima Ana, Antonio Jesús y su hermano Manolo de Rus y me adentro para recoger la funda, todo eran sonrisas y lágrimas, pero todas de felicidad. A la mayor brevedad me escapo y pretendo guardar el pito, pero sale el Abuelo diciendo "a ti te quería yo ver" y nos fundimos en un abrazo que nunca olvidaré.
Otra vez falta de aire, a tumbarse en la primera fila de la grada unos minutos, hasta que van saliendo los músicos y diciendo "vamos a hacernos una foto todos juntos".
Entro al salón y empieza a sonar el teléfono, osú, D. Francisco de la Poza Rodríguez: “Me ha encantado, he salido a la terraza para poder escucharlo bien, no sabes la ilusión que me ha hecho poder escuchar la marcha de mi abuelo, dale las gracias a todos de mi parte, ha sonado de escándalo. Nos vemos en Semana Santa, y te repito, agradéceselo a todos”.
Como me suele ocurrir últimamente, me entretengo en veinte cosas y para sentarme a comer no queda un sitio, solo en la mesa de los juveniles (que a la mayoría doblaba en edad) quedaban unas sillas libres. Angelito me dice "nos apretamos y ponemos aquí una silla más". "Muchas gracias, pero me voy con la juventud", a lo que Martín cuando me ve dice que él también se viene conmigo. Tenemos frente a nosotros a Teresa, Miguelillo (que no pudo beber más Nestea porque no daba abasto el camarero), María José, etc. y a mi izquierda José Luis.
Tras la comida, al Central a seguir con la celebración, y de allí, como dice uno, a Casa Rafa Oxford. Me encuentro con Luis Carlos e Isa y tras una pequeña charla, comienza la primera puesta del video del concierto, luego una segunda, ya con el Sr. Director D. Joaquín, Carmona, Teresa, Mª José, Abdón y más gente que ya tendré que pensarlo. Tras esta reposición vimos otra vez la primera parte.
Empieza la gente a marcharse, y, voy a llamarlo J.A., sale y me dice, “tío que no se dónde he dejado mi coche, que no sé dónde lo he aparcado, espera que voy a mirar esta calle, espera que voy a la otra, que no se dónde está. Bueno, vamos al Central a tomar otra copa”.
Tras cerrar el Oxford, nos vamos al Central (que por cierto también cerramos) y de este al 11 del 11, donde, aunque no os lo creáis, también lo cerramos.
Eran las 3:10 y J.A. y yo nos disponíamos a buscar su coche. Pasamos por lo bajo de mi calle y dice, mira, mi coche...¿estás en condiciones de conducir? “yo sí” (ni él, ni yo). Hasta el miércoles.
Hoy miércoles, tras un lunes con dolor de estómago por los nervios, un martes con un poco menos de dolor, me pongo a leer por la mañana los escritos de Henry, Angelito y otro nudo en el estómago, he de salir a fumar, emocionado y después leer el de Lourdes (los ojos otra vez encharcados).
No me hagáis esto más, sino vais a terminar conmigo.
Este texto no tiene imágenes, es largo y por eso os recomiendo que le deis al "play" del vídeo antes de empezar a leerlo...se os hará más corto.
Por fin llegó el día.
Hace un mes y medio (más o menos) que un grupo de personas tomaron una de las decisiones más duras de su vida: romper con 20 años (algunos más) de pasado, 20 años de su pasado, 20 años de nuestro pasado, 20 años de música, 20 años de amistad, 20 años de amores y desamores. En definitiva, 20 años de nuestra vida tirados por la borda…¿y por qué, se preguntarán algunos? Eso es algo que a día de hoy aún no sabemos.
Hace un mes y medio que un grupo de personas optaron por ponerse a trabajar duro (muy duro) en lugar de llegar a su puesto, colocar el papel en el atril, tocar e irse…como si nada hubiese pasado.
Y todo esto sin saber si acabarían tocando su flauta, su clarinete, su saxofón o su caja en un teatro o en el salón de su casa…al final no fue ni lo uno ni lo otro…pero ese es otro tema.
Ha pasado un mes y medio de duro trabajo. Yo, que trabajo y vivo a 2 horas y media de camino, sé que mis compañeros y amigos han trabajado duro, más de lo que muchos se pensaban. Lo primero, ¿dónde ensayamos? Lo siguiente: ¿pero cuántos somos? ¡Vaya! ¡Pero si para tocar hacen falta papeles! Y mil cosas más.
Una junta directiva, una comisión artística, una comisión de comunicación, una comisión económica, unos archiveros, y, aún así, no damos abasto. Compañeros, nadie dijo que esto iba a ser fácil…
Unos días suena muy bien, otros menos bien, unos días estamos eufóricos, otros días no tanto. Pero eso sí, al acabar los ensayos de los miércoles, cuando cada uno está tranquilamente en su cama…¡pues resulta que nadie puede dormir! Unos tararean las nuevas melodías, otros hacen “clarinet air” y otros, desde la lejanía, pensamos en cómo habrá ido la cosa.
Mucho papeleo, muchas ideas, muchos problemas, muchas horas dedicadas, pero también mucha entrega, mucha ilusión y mucho trabajo.
Y, por fin, llega el día. La Banda Sinfónica Ciudad de Baeza no es algo que muchos baezanos venían pidiendo durante muchos años, no es un sueño de unos pocos que tuvieron que irse y ansían volver, NO, la Banda Sinfónica Ciudad de Baeza ES UNA REALIDAD. 57 personas, ni una más ni una menos, llegan (unos con más puntualidad que otros) a la hora acordada al Auditorio de las Ruinas de San Francisco. Profesionales de la talla de Cecilio o de Abdón tienen la ocasión, después de muchos años, de volver a tocar en su pueblo con una banda de música, con su banda de música. Les hubiese gustado que esa banda de música se llamase de otra forma (a otros también nos hubiese gustado), pero no pudo ser.
Todo el mundo sigue el protocolo acordado en una de las múltiples reuniones que anteriormente se habían realizado, todo el mundo afina (de verdad), todo el mundo deja su estuche en los camerinos, etc. Sí, todos estos detalles son importantes, y como nosotros somos muchas cabezas pensantes no hemos dejado nada (absolutamente nada) sin planear. Todo lo que tiene que ocurrir está perfectamente definido.
Cuando abandonamos el escenario, aún a puerta cerrada, el único espectador que tenemos es el director de la Agrupación Musical de Linares. Cuando volvemos al mismo, con puntualidad casi británica, en el auditorio no cabe ni un alfiler. Los que hemos tocado durante muchos años en ese auditorio no recordamos nada parecido. Muchos (sobre todo los que no han podido entrar) se acuerdan del Teatro Montemar. Los músicos entran, ordenados (sí, para entrar al escenario hay que hacerlo teniendo en cuenta el lugar que va a ocupar cada uno, los que están más lejos de la escalera primero, el resto después). La gente aplaude…y aún ni se imagina lo que allí va a pasar.
Los presentadores, magistrales, no esperábamos menos de ellos. Los primeros nombres salen de su boca y los “viejos” de la banda empezamos a emocionarnos. Aguantamos el chaparrón como podemos y nos recomponemos.
El director entra y echa la batuta (no con la rapidez que a él le hubiese gustado). Suenan los acordes del pasodoble y…¡aquellos músicos parecen otros! La gente empieza a alucinar…y nosotros también. El único que parecía tranquilo es el que más nervioso debía estar, Joaquín, sí, el Maestro (aunque no le guste que le llamemos así). Tengo la suerte de tener por amigo (de los de verdad, de los que se cuentan con los dedos de una mano) al Maestro de la Banda Sinfónica Ciudad de Baeza. Lo conozco casi como si lo hubiese parido, pero aquel que se subió a la tarima era otro. Me sorprendió, gratamente, sabía lo que estaba haciendo (por mucho que a algunos le pese). Sabía que lo que allí estaba pasando era algo histórico. Y él no podía fallar. Nosotros, los que le conocemos, sabíamos que no iba a fallar, pero es que superó nuestras expectativas, consiguió la perfección (y no es pasión de amigo).
Concerto d´amore, se distinguen, por primera vez, los violonchelos interpretando la melodía del adagio…esos instrumentos que hacen que seamos “sinfónicos” (algunos usan este apelativo para descalificarnos…y a nosotros nos hace gracia…pobres).
Star Wars, el plato fuerte, técnicamente hablando. Algunos, ¿verdad Ángel?, pensamos: “que la fuerza nos acompañe”. Y nos acompañó, pero no se engañen, lo que nos acompañó fue la calidad de todos los músicos que allí estaban (sin excepción) y el trabajo bien hecho. Hubo pasajes magistrales, maravillosos, los acompañamientos graves del clarinete bajo, las sublimes melodías del corno inglés (¡¿alguien había escuchado este instrumento antes en Baeza?!)…arte en estado puro…¡¡y esta gente llevaba años sin tocar en Baeza!! ¡¡¡INCONCEBIBLE E INEXPLICABLE!!!
Se ha acabado la primera parte…¡¿ya?! ¡Qué barbaridad! ¡Si no nos hemos ni enterado! Pues vamos a por la segunda.
Marcha Fúnebre de Thalberg. A muchos músicos, (la mayoría) no les gustaba. Aún así, en el concierto hicieron la mejor interpretación que jamás habían hecho. Acabó gustándoles. Para mí fue perfecta…pero claro, ¡¡a mí me gustaba desde el primer día!!
Llega un momento transcendental, ¡Expiravit!. Sin palabras, esa música no necesita ser comentada. ¡¡Y llevaba años cogiendo polvo en un cajón…o en un basurero…cualquiera sabe!! Primeras palabras al público de nuestro director, de mi amigo. Perfecto, no hay que añadir ni quitar una coma a lo dicho.
Margot, una joya de la música. Me consta que el público se emocionó con nuestra interpretación…y, aunque fue una buena interpretación, prometemos que en el futuro sonará mejor.
¿Les ha sabido a poco? ¡Pues hay sorpresa! Sevilla Cofradiera del maestro galduriense Gámez Laserna. ¿Qué no saben lo que es galduriense? ¡Pues una persona natural de Jódar! Empieza la interpretación de una de las múltiples obras de arte que compuso el maestro. Esa marcha es imposible que suene mal, porque está compuesta a la perfección, porque es el mejor compositor de marchas de procesión de la segunda mitad del siglo XX…¡y es de Jódar! Tras pocos compases, en la primera repetición, no puedo más, me quito la flauta de la boca y disimulo…pero mis ojos estaban llorosos, lo confieso. Yo soy baezano allá donde vaya, pero la mitad de mí es galduriense. Eso, sumado a la emoción del acto en sí mismo, pudo conmigo. Me repongo como puedo y tras pocos compases me engancho. Yo nunca había llorado mientras tocaba, algo estaba pasando ahí que era especial. Cuando vuelva a tocar Sevilla Cofradiera ya nunca será igual, siempre reviviré estos momentos.
Por último, el Himno a Baeza. Espectacular, impresionante. Si hacía unos minutos me había emocionado por considerarme galduriense, ahora me emociono por ser baezano, un lujo. El público hace de improvisado coro. Jamás, y he tocado el himno muchas veces, aquel himno había sonado así. ¡¡¡2 minutos y medio de ovación así lo atestiguan!!!
Ya no había que disimular nada, durante esos 2 minutos y medio aquellos que tiraron por la borda 20 años de su vida, un mes y medio después lloran…pero de alegría. Ver a unos profesionales, pero sobre todo amigos (de esos de los de los dedos de una mano) llorando como niños pequeños, Abdón, Cecilio, Juanma, Joaquín y yo mismo, es porque allí había ocurrido algo más que un concierto. Algo más que hizo de aquel momento algo único que nadie (ni nosotros mismos) podrá volver a repetir en Baeza…al menos durante muchos, muchísimos años. El público estaba entregado a las palmas, nosotros entregados a las lágrimas…¡y ninguno quería parar! Ese momento de lloriqueo colectivo no tiene precio. Hemos vivido cientos de horas juntos, pero nunca habíamos sentido nada parecido a lo que allí vivimos en ese instante. Otros compañeros, y también amigos, también lloran. El “americano”, Pope y muchos otros…¡increíble!
Cuando bajo del escenario, al entrar a los camerinos, está Joaquín, el Maestro, el Director de la banda que hoy ha pasado a la historia, mi amigo. Nos abrazamos y él me dice algo, pero yo no puedo contestarle…no me salen las palabras…pero tampoco hacían falta. Sigo hacia adentro y Abdón, con el que durante este mes y medio hemos vuelto a revivir tantos momentos juntos, lloraba desconsoladamente…a él tampoco puedo decirle nada…ni a Juanma…ni a Cecilio, ni a nadie. 24 años haciendo música juntos han logrado que estemos allí...¡y no seamos capaces de decirnos nada!
Pero lo mejor de todo es que en nuestra banda no sólo estamos los “viejos” del lugar, no. Con este proyecto hemos tenido la oportunidad de conocer y aprender de gente que, posiblemente, no tiene nuestra experiencia, pero sí que tienen la ilusión que nosotros tuvimos en su día y que, poco a poco, consiguieron quitarnos. Estos jóvenes han hecho historia (aunque algunos no lo sepan), pero en un futuro serán ellos los que lleven las riendas de este proyecto que otros hemos empezado. No podemos prometerles una sala de ensayo, no podemos prometerles un archivo con partituras del siglo XIX, no podemos darle dinero, no podemos prometerles ni tan siquiera que vaya a haber un próximo concierto. Sólo podemos prometerles que nosotros no le quitaremos la ilusión…y eso no es poco. Ojalá hace muchos años alguien nos hubiese prometido lo mismo a nosotros, pero no pudo ser.
Aún así, no guardamos rencor. Ni a los que nos ridiculizan (que hoy, dos días después del concierto, deben estar debajo de las piedras), ni a los que consiguieron que sacrificásemos muchos años de nuestra vida por otro proyecto que podía no resultar (pero que resultó), ni a los que considerábamos nuestros amigos y hemos descubierto que no son tal cosa. No, no os guardamos rencor, porque dicen que la música amansa a las fieras y yo añado que la buena música espanta el odio, el rencor, la rabia y todos los malos pensamientos. Y nosotros, el domingo 15 de marzo, con los amigos de siempre y con los nuevos, conseguimos hacer algo que hacía años que habíamos olvidado, algo que no nos permite odiar. Conseguimos disfrutar (de verdad) haciendo música. Y, en parte, esas personas a las que podríamos guardar rencor son las que han conseguido que hoy estemos aquí.
El esfuerzo, los malos ratos, las críticas destructivas, el trabajo, el no dormir, las preocupaciones, los problemas, los impedimentos, no han podido con nosotros. Estamos aquí y somos una banda, una banda de música y una banda de amigos.
Esta es una de las mejores experiencias de nuestras vidas. ¿Los que no quisieron estar? Posiblemente desde el domingo estén arrepentidos, pero ya es tarde, nunca podréis vivir nada parecido a lo que los 57 músicos, los 57 amigos, vivimos el domingo.
Compañeros, nadie dijo que iba a ser fácil…aunque tampoco nadie nos advirtió que iba a ser maravilloso.
HA MERECIDO LA PENA.
GRACIAS A TODOS, SIN EXCEPCIÓN.
Antonio Carmona Flauta, Flautín, Miembro de la Comisión de Comunicación y de la Artística
Hace unos años un grupo de músicos decidió crear una Asociación, la cual trabajó duro para intentar plasmar unas nuevas ideas musicales en Baeza. Todo arrancó con los Conciertos de Jóvenes Interpretes (que ya no lo somos tanto, pero que en su día lo éramos más, no mejor que ahora). Lo cierto es que fue difícil empezar, duro continuar (¿verdad Miguel?) y cuando ya parecía que no podíamos reflotar la nave apareció una chispa que encendió la mecha de nuestras ilusiones (la culpa la tienen unos 6 u 8, eh Miguel?). A partir de aquí parece como si de repente el Espíritu de la Navidad ha llegado al Corte Inglés alcanzara nuestras almas. Todos y cada uno de nosotros intentamos echar carbón a nuestro tren, al tren de la Sinfónica para que arrancara de una vez por todas para no tener que parar en el olvido, sino más bien lo contrario: parar de estación en estación recobrando éxitos, ilusión y, lo que es más importante todavía, amigos , compañeros y personas queridas para toda la vida.
Me acuerdo especialmente de esa copa en el bar cercano a nuestra provisional sala de ensayos, aquella entrada del señor alcalde, aquel silencio….la máquina empezaba a funcionar….. aquellas llamadas por teléfono a Carmona, Abdón, Cecilio, etc….En mi casa me decían: Haber lo que vais a hacer….realmente merece la pena….no os da lástima….y si la cosa no sale bien…ya te vas a meter en más complicaciones…no si al final esto nos va acostar el divorcio…(esto último que no se entere nadie). Pero quien me hizo confiar ciegamente en todo lo que íbamos a hacer es Luis, mi hijo, que ya empezaba a tocar todas las flautas de una colección que poseo de todas las partes del mundo y a dirigir como un gran director de orquesta cuando los sábados y los domingos a las 8 de la mañana nos tragábamos enteros los conciertos de la 2 (así conseguía que mi hijo se tragara el desayuno sin pestañear). Realmente quería que en un futuro él y otros como él pudieran tener un sitio en el que poder disfrutar de la música… y ese sitio se llama Banda Sinfónica Ciudad de Baeza.
Horas y horas delante del ordenador, preparando aquella primera reunión de la cual salía constituida la Banda, aquellas Juntas Directivas en casa de Miguel,….y, sobre todo, cuando pusimos el nombre de Joaquín como director de este gran proyecto. Mi querido amigo Joaquín, quien sino. Perfecto. Gran persona y gran músico. Todos de acuerdo.
Seguimos con las llamadas de teléfono (vaya factura). Llamo a Miguel, luego a mi primo (¿Cómo va la niña?), Carmona, ¿como va la página web?, Abdón, esta noche en tu casa tratamos esto y lo otro, - no hace falta ya lo tengo hecho todo (que barbaridad, Abdón es un genio en cuanto se pone). Miles y miles de segundos robados a mi vida, sobre todo personal. Tanto es así que perdí 5 kilos de peso con todo lo que hicimos. Ni qué decir Méndez (que monstruo…..que empeño…que esfuerzo ….por cierto, muy bonitas las campanas que compraste por Internet…). Pero…., ¿de verdad ha merecido la pena?........
ME CAGO EN TO´. ¡Claro que ha merecido la pena!
El día del concierto me levante a las 7 de la mañana, ya que a mi hijo le están saliendo los colmillos y no ha dormido bien por la noche (yo tampoco pude dormir, me acosté con Margot en la cabeza y me levanté con Star Wars). Le doy de desayunar, viendo los conciertos de la 2 (creo recordar que era música barroca)…. Le cambio el pañal, lo visto, me visto y rápidamente lo bajo a casa de mis padres para que se queden con él , ya que mi mujer trabaja ( es una faena que ella no pueda asistir a un acontecimiento tan especial el cual me ha visto trabajar muy duro durante tantas horas). Vuelvo a casa, desayuno, apenas sin tener apetito, me ducho y empiezo a vestirme ( hasta los calzoncillos los llevo negros). La verdad es que la combinación con la corbata es perfecta. Me coloco los zapatos de mi boda, preciosos, aunque me hagan un poco de daño. Preparo la flauta, el atril y mi soporte de flauta, ya que muchos llevan uno, pues ahí va el mío (pesa un cojón y parece mas bien un consolador). Cojo el coche con algo de nervios pensando en si estará el frontal puesto y si encontraré aparcamiento cerca. Sí, lo hay. Me bajo y veo a Méndez….”que ya esta todo montao” (me lo imaginé). Eran las 10 de la mañana y allí estaba Chico, medio sobao, Abdón junto con Martín (no se confundan ustedes). Después llega José Alberto y nos ponemos a colocar las sillas y las carpetas, aunque no está todo muy claro. También colocamos la tarima del director, aunque con ayuda de un cartón hemos conseguido que no baile y sea estable. Estos se marchan a ponerse guapos. Allí aparece Juanfran y poco a poco nos encontramos con el dire y muchos más….empiezan los nervios…..
Y nos sentamos……y probamos…….y comenzamos……y llegamos al éxtasis con las magnificas palabras de Rodri, mi profe de flauta del Conservatorio Superior de Música de Córdoba. GENIAL. Sobre todo la manera de decirlo, sobre todo cuando nombró a nuestro maestro Rafael,….soltamos algunas lágrimas….que duro y que bonito a la vez. Mil gracias a los dos presentadores. Gracias Rodri, gracias Rafael….
Nota a nota, frase a frase….mi querido amigo Joaquín enfrente, mi primo y mi querido Carmona a la derecha, José Alberto y Antonio con gran seguridad, unas miradas cómplices con Álvaro (si hace poco eras un crío) y, sobre todo, el gran Cecilio a mi lado, como siempre me encanto. Es especial hacer música con él, es un genio (en la comida de después comentamos como en las Casas Consistoriales, cuando de pequeños dábamos clases aquel verano con Rodri, Seba y Juande, éramos los menos buenos de todos y para el concierto de fin de cursillo, en un principio no íbamos a participar, pero encontraron un duo muy facilito de blancas y redondas…..ese fue nuestro primer dúo, nuestro primer concierto). Como pasa el tiempo, Ceci. Detrás Rosell, impresionante, Vicente, Martín, Pope, Maikel (que gran esfuerzo, grandísima persona grandísimo músico), Ángel y su mirada de complicidad, como si el tiempo no hubiera pasado desde esos Talleres Provinciales…etc….hasta llegar a Méndez y el gran Abdón (¿dónde te metiste, amigo?), que gran esfuerzo, que genio.
Terminó todo. No me lo puedo creer, que bien salió todo, que ovación, que palabras de Joaquín…. Lágrimas de Carmona, de Ceci, de Pope, de Joaquín y aquel abrazo en el que rompimos a llorar al principio de los vestuarios, del Americano y de ¡su padre!....
Y muchas más emociones.
Realmente aquí no comienza un proyecto, sino una familia, la gran familia de la Banda Sinfónica.
Muchas gracias a todos, muchas felicidades, mucha salud y muchos pelos de punta con el arte que sabéis todos hacer con la música.
Un besazo.
Juan Manuel Blázquez Álvarez. Flauta, presidente y amigo.
Me levanto en uno de los días más anhelados de mi pasado reciente. Con tiempo de sobra, tengo que salir de aquí impoluto, y no quiero darme ninguna prisa, eso me pondría nervioso, algo que no va con mi carácter, más acorde a lo que muchos de mis amigos llamarían "huevón". En el breve trayecto en coche que me lleva hasta Baeza, mi mente vuela feliz. Mi novia me acompaña; esto es importante porque hay momentos en los que preferiría que estuviéramos juntos dando un paseo, y sin embargo parece que es más importante que esté por ahí con unos colegas en un bolo y diciendo bastantes barbaridades. Pero también sabe que éste es un momento muy especial y comprende que tenga unas enormes ganas de reencontrarme con mis tres compañeros de cuerda y con todos los demás.
Y así llegamos a los preparativos del concierto, en los que gracias a la enorme dedicación de unos pocos compañeros a los que los demás no se lo sabremos agradecer bastante, todo está perfecto para montar nuestros atriles, acomodar nuestros puestos, y admirar lo guapísimas que están nuestras compañeras. Algunos compañeros están nerviosos. Otros estamos más tranquilos. Todos estamos ilusionados, como hacía mucho tiempo que no estábamos. El momento se acerca, mientras esperamos en la calle, y al volver al escenario resulta que el auditorio está hasta la bola. Sé que el concierto va ser grandioso, no puede ser de otra manera, y los que han venido a verlo también lo saben porque lo ven en nuestras expresiones. Y la música comienza.
Habitualmente ocurre que en las ocasiones en que asisto a un concierto como público -sigo acudiendo a la clausura del Taller Provincial de Música de Baeza, después de tantos años- paso mucha envidia porque donde disfruto es en el atril y al compás de la batuta. Pero en esta ocasión envidio estar en la parte más alejada del público para apreciar la sonoridad del conjunto en todo su esplendor. Porque desde dentro ya es espectacular. Y así, pieza tras pieza, frase tras frase, me siento más y más satisfecho, hasta la apoteósis final.
Estoy exultante de alegría, lo último que esperaba ver es a algunos de los compañeros, más grandes que Barcelona, llorando como magdalenas, pero comparto su emoción porque se debe a la felicidad, a la felicidad de recoger el fruto de meses de esfuerzo, esfuerzo aumentado por la ruptura con un pasado que otros no hemos tenido que vencer, por lo que debemos quitarnos el sombrero en señal de respeto, reconocimiento, admiración y solidaridad.
Pero ahora es el momento de alegrías, alborozos, bromas y fotos de familia. Parece que nadie tenga prisa por irnos de aquí. Mientras, las personas que nos acompañan en la salida del auditorio nos felicitan por la grandeza del concierto. Incluso mientras llego al coche hay personas en la calle o en el bar que nos brindan su felicitación, y también al llegar al restaurante. Éste también es un momento muy especial. Vuelvo a revivir las sensaciones de aquellas cenas de los conciertos de los talleres provinciales, con jóvenes promesas y con grandes profesionales con los que no tenía el placer de compartir un concierto desde hacía nueve años o más, poco más hay que añadir. Mientras, las parejas de los mayores sacuden la cabeza, riendo, "éstos ya no saben hablar de otra cosa".
Pasada la comida y la barra libre, todavía hay muchos que no tenemos ganas de irnos, y como parece que no nos hemos hartado de música, nos vamos a un local que rezuma música en todas sus paredes, hasta que, poco a poco, nos va venciendo el cansancio de un largo día. Un largo día de ilusiones satisfechas.
Pero el miércoles nos veremos otra vez, y seguiremos preparando más conciertos y otras actuaciones, porque esto ya no hay quien lo pare. No está todo hecho, ahora hay que obtener unos apoyos que no será fácil conseguir, y para esto la grandeza del concierto de este domingo será una de nuestras bazas. Pero más importante aún será la constancia y la ilusión en este bonito proyecto, en el que todos somos necesarios.
Cuando pensaba que se acababa la música en mi vida, odiaba todo lo referente a una banda, un clarinete...en ese mismo momento insistíste en que luchara por todo ello, me dijiste que no me rindiese, me enseñaste que no todo tenía por qué ser igual... me adentraste en este nuevo proyecto y gracias a tu valentía y a la de todos los que conforman esta banda conseguí salir de ese vacío que me había dejado el abandonar la que hasta ese momento fue la mía...
Con muchísima ilusión vi crecerse en cada ensayo a la BANDA SINFONICA CIUDAD DE BAEZA, unos amantes de la música, unos "locos" que un día decidieron formar parte de la historia musical de Baeza...cosa que quizás algunos pensaron que no llegaría hasta este día: 15 de Marzo de 2009, una presentación magistral de la banda...
Ese mismo día por la mañana a las 8:30 sonaba el despertador del móvil (no tan temprano como el de Abdón, jaja)…con nervios me levanté, llamé a Antonio… ¡qué jaleo! El cuarto de baño ocupado, toda la familia en pie y la mía en camino; pienso que ellos tenían más ilusión que yo… la verdad es que me habían visto pasarlo mal antes, como ya he dicho, y estaban deseando verme reír y disfrutar de nuevo.
Estaba casi todo preparado, los maletines de los clarinetes abajo, el vestido, la ropa recogida para marcharnos tras la comida a Andújar…y entre tanto revuelo llaman a la puerta: mi familia, ¿íbamos tarde o habían venido muy temprano ellos? No lo sabíamos, pero teníamos que bajar ya…
Llegamos al auditorio, allí estaban Abdón, Joaquín, Miguel...todos montando y poniendo cosas (tenían que haber madrugado mucho), los primeros saludos y los nervios ya empiezan a palparse en el ambiente. Van llegando los demás, atriles arriba, maletines abajo, ensayo, “protocolo”, la gente está deseando de entrar (mis padres tenían que estar por allí, si es que no tenían que haber venido tan pronto…). En segundos nos vamos al fondo, salimos a la calle, no se sabe que está pasando al otro lado. Allí unos se hacen fotos para el currículum, otros predicen cómo irá el concierto…pero todos, todos están ilusionadísimos, con una sonrisa radiante.
Es la hora, hay que salir a escena. Recorriendo el pasillo parecíamos un grupo de deportistas a punto de jugar el partido más importante de la temporada, mientras que pienso eso me encuentro al director, nos saluda a todos, nos da ánimos…
En el escenario cada palabra se mezcla en mi cabeza, sólo deseaba escuchar la banda…Sube Joaquín, saluda a cada lado, nos sentamos y ¡allí estábamos! Fidelidad…sonó inmejorable, creo que todos nos dimos cuenta, hasta el público que aplaudió como si nunca hubiese escuchado nada igual.
Al finalizar la primera parte algunos ya empezaban a emocionarse, la segunda parte…me arrancó por completo la espina que tenía clavada…en ese momento miras alrededor y ves unos músicos inmejorables, un director emocionado que te agradece el trabajo que has realizado (en ese momento ni siquiera una palabra pudo salir de mi boca, tan sólo un abrazo con el que explicar lo que en ese momento sentía), personas que se entregan en cada momento en su sueño...en ese momento, en cada aplauso, en cada nota, en las miradas de la gente...en sus palabras...es cuando me vino a la memoria las palabras de un gran compañero de mi antigua banda: "Cuando estés en la cima acuérdate de mi"...ahora sí, te puedo decir que conseguí emocionarme, pues disfrutaba con lo que estaba haciendo y la gente de mi alrededor también, quizás no todos piensen que es la mejor banda, pero con orgullo digo que sí que he alcanzado la cima: mi cima...allí como dijo un gran director "SE HIZO MÚSICA"...y viví música...un sueño hecho realidad…
Tras ello una comida como la que nunca pude pasar, con muchas risas, con su brindis, su “jamón”…
Por ello doy gracias a todos los componentes de la banda por darme esta oportunidad, gracias a mis antiguos compañeros que aunque no estén presentes sé que me apoyan, a los que no me abandonaron nunca y sobre todo gracias a mi novio que creíste y crees en mí siempre...
Sobre las 8:10h de la mañana sonaba el despertador, interrumpiendo un velado sueño que pude conciliar sobre las indeseables 4:00h de la madrugada.
No siendo demasiado tarde, sin embargo, mi cabeza tenía la misma tensión histérica como la que te vacía el seso cuando no llegas a tiempo a un compromiso. Preparando la ropa me doy cuenta de que... ¡tengo que planchar la camisa! Primer insulto del día (al aire) y primera pista sobre lo que iba a venir: Una larga jornada. El americano ya estaba tomando café cuando lo llamo para ver si la furgoneta la lleva él o yo. Mi café estaba haciéndose, mientras limpiaba los zapatos (ya acabé de planchar la camisa) y repasaba mentalmente mi agenda, y materialmente mis apuntes. No falta nada. Increíble, pero cierto. No falta nada.
Y ahora llega el momento de la verdad: Tengo que comprobar si está puesto el suplemento frontal del escenario. Sabía que esto iba a ser lo peor, que iba a ser lo que nos retrasara todo, lo que nos descolocara, lo que nos hiciera fracasar, tirar a la basura estos dos meses de trabajo. Pero no. Resulta que Jose Marín y Galán están con el camión en la bocana de las Ruinas de San Francisco, ya están puestas las patas y faltan unos ajustes nada más. El Ayuntamiento no nos ha fallado (gracias por todo, Lola). Y son aún... ¡las 9:15h! Increíble, pero nuevamente cierto. Cargamos, descargamos, montamos... Americano con su chándal, Méndez con su media sonrisa... Y todos los que allí estábamos, disfrutando muchísimo porque, a la vez que veíamos crecer el escenario, también veíamos que llegábamos con hora. Con adelanto.
Marcado el pasillo de acceso a la tarima, marcadas las secciones de metal y percusión, los programas sobre los asientos, el escudo de Baeza, las corbatas que faltaban, los obsequios para los oradores... Sesenta y ocho mil detalles. Pero... (increíble y tal...) Todo en su sitio.
Y llegan los compañeros. Los chicos, todos a punto. Y las chicas, además de a punto para el trabajo, como los chicos, guapísimas. Todas. De la primera a la última. Y nos ubicamos. Y nos gustamos. Y afinamos un poco. Y en la puerta ya hay gente. Y aparece el Maestro. Y tocamos Fidelidad. Y todo es distinto. A Joaquín ya se le escapan las primeras lágrimas en ese momento, que lo vi yo. Y a mí también (que no lo vistéis ninguno).
Y se abren las puertas. La gente casi se pega. Increíble, pero cierto. Parecían los San Fermines, con esa máquina de 500Kg con cuernos que sabes que como te coja te apaña, pero con una diferencia: El toro no estaba detrás de la gente, sino delante y es la gente la que lo persigue. Es más: El toro no tenía cuernos, sino flautas, oboe, un corno, un bass clarinet, un bombo de concierto, unos cascabeles... Y entrevista la TV al Maestro. Y no hay nervios, sino placer. No hay tensión sino concentración. No hay miedo, sino ansia de subir a escena. Y cuando los profesores suben... Se cae el auditorio. Increíble. Bueno, no. Ahora sí empecé a creérmelo.
Hacía tiempo que estas sensaciones no las vivía. Os lo digo en serio, compañeros y compañeras: He tenido la suerte de estar en muchas salas en España y en algún que otro pais, y desde que hicimos Alexander Nevsky, de Prokofiev, con la OJA en el Manuel de Falla de Granada no recuerdo ese placer artístico que he vivido hoy. En Baeza. En mi casa. Con mi gente.
El concierto es de 9'5 para Matricula de Honor. Mis caras en los videos lo corroboran: No le quité ojo al Maestro en todo el concierto. Estuve hablándo con él durante todo el tiempo. Compartiendo los crescendos, las modulaciones, los cambios de color, las frases y las contestaciones, las respiraciones... Con mis compañeros de cuerda (que son mejores que yo). Y por supuesto, con el público.
Y tras recibir la felicitación sincera de TODO el mundo, nos vamos a compartir esa alegría. No sin antes, como me temía desde hace dias, haber visto llorar como una magdalena al americano, a Pope, a Cecilio... No sin antes haber dado mil besos y abrazos a TODO el mundo.
Buena comida, buen ambiente. Buen rollo (buen jamón). Alegría, satisfacción compartida, pleno placer por el trabajo bien hecho.
Y cuando nos quedamos los últimos, los más sinvergüenzas, entre los que están dos nuevas amigas supercompetentes (hablo de María José y Teresa), que escuchan atentas nuestras mil y una batallitas de juventud y observan, a lo mejor pensando que somos unos mariconasos, que no paramos de darnos abrazos, resulta que nos vamos a casa de Rafa, al Oxford, donde... ¡Sorpresa! Hay una grabación del concierto donde, por fin, realmente, toda duda cabe despejada:
La Banda Sinfónica "Ciudad de Baeza" ha nacido el 15 de marzo de 2009, sonando como la mejor de las agrupaciones de su categoría, con unos componentes cuyas caras lo decían todo: La música nos une, la amamos, forma parte de nuestras vidas y queremos decírselo a todo el mundo.
Un abrazo a todos. Perdonad que me haya extendido tanto, pero es que tras leer las críticas en los foros baezanos, no he podido resistirme.
D. RODRIGO CHECA JÓDAR Director del Conservatorio Profesional de Música de Córdoba DÑA. MARÍA DEL CARMEN ARROYO MALDONADO Maestra en Educación Musical Directora del Coro Manuel de Falla de la Universidad de Granada
Para esta histórica cita se ha preparado un programa que gira en torno a dos temáticas fundamentales. Por un lado, la primera parte estará dedicada a la música del siglo XX. La segunda parte, sin embargo, estará dedicada a la música sacra, debido a la cercanía de la Semana Santa. Para finalizar el acto se interpretará el Himno a Baeza.
Para presentar el concierto contaremos con la presencia de una baezana y un baezano de reconocido prestigio dentro del mundo de la música. Nos referimos a Dña. María del Carmen Arroyo Maldonado y a D. Rodrigo Checa Jódar.
Desde la Banda Sinfónica Ciudad de Baeza invitamos a asistir a este concierto a todos los baezanos amantes de la música.